No sé cuando se me pasaron las ganas de drogarme más. Imagino que fue en alguna de esas ocasiones en las que Xavi me ponía un cogollo entero dentro de una tortilla y me dejaba en coma. O quizá cuando la psicóloga del Juzgado de Familia dijo que mi hijo no veía nada positivo en mí y que había que respetar su deseo de no tratarme. Supongo que fue en alguna de esas tremebundas situaciones cuando quedé divorciada de las drogas para siempre.
El problema de perder la costumbre de drogarte es que llega un momento en el que ya no te acuerdas de lo bien que lo pasabas, de lo feliz que eras, de las pocas ganas de suicidarte que tenías. ¡Qué ligero era todo cuando venía mi amigo Tibu a casa, comíamos pizza con marihuana y mirábamos una peli de terror de serie B! Braindead en el aparato de VHS, y mi hijo, que entonces era un niño al que todavía no se le notaban los efectos de la reeducación insidiosa que venía soportando, disfrutaba de lo lindo con el descuartizamiento masivo de zombies. ¡Lo escuchaba reír y estremecerse de asco y susto al mismo tiempo, y lo amaba hasta el infinito!
No sé exactamente cuando fue que decidí que debía portarme bien para el resto de mis días porque a lo mejor así me sería devuelto aquello que me arrebataron. Pero ahora mismo, en este mismo instante, pienso que eso es una estupidez. Debería volver a tener ganas de bailar, y bailar como fuera capaz de hacerlo. Stevie Wonder, por ejemplo. Y vivir más. Ahora que ya no hay remedio para nada debería retomar mis viejas costumbres y dejarme de buenos comportamientos. Ahora que ya he conocido el mundo y la mentira, y veo tan claro que nada merece la pena, y que todos estamos tan y tan condenados al fracaso y a la realidad y al dolor y al despropósito éste de existir, debería volver a drogarme un poco, como antes. Sin culpa, muy tranquila. Y sentir las cosas, esas que son todo el tiempo las mismas y se repiten hasta la degeneración y el asesinato y el vómito y el aburrimiento, como si fueran otras. Hay consejos que, creo, es bueno poner en práctica cuanto antes.
Yo la última vez que me quise portar mal con un postre del Xavi, me caí dormido y terminé en Youtube.
¿No ves lo que digo? El Xavi, con cualquier cosa verde en las manos, es un peligro :)
Es lo que yo me digo a veces… Qué más da si eso que viviste era imaginado (o producto de las drogas, en este caso)… si fuiste feliz.
Es tan difícil lograr un instante así.
Yo la verdad es que nunca me ha dado por ahí, con 4 inyecciones de insulina diarias y un puñado de pastillas variadas para mantenerme viva, no me apeteció nunca meter más química al cuerpo, pero te entiendo perfectamente. Aunque no sé por qué prefiero la alucinación limpia, la de una luz que entra de forma natural… mucho más difícil de lograr…
Si total, al final todos calvos. Que nos quiten lo bailao… de Stevie, por ejemplo.
Besotes.
Buff.. yo me drogo a diario con las nancys y los comics de Esther. No he hallado peor adiccion…
Eso intentaba explicarle a una amiga pp- para definirla de alguna manera rápida- una vez… hay cosas que te hacen mucho más mal que un pito de mariguana y que nadie prohibe, ni prohibirá. No hubo caso que entendiera.
Yo vengo de una familia con plantitas, donde hasta los perros – que eran vegetarianos…no se sabe por qué- se comían un pedacito de vez en cuando. Había que esconder las plantas. Y no hay drogadictos, digo dependientes de las drogas, en este grupo humano- animal.
Yo ni siquiera fumo tabaco, no me gusta, y aunque probé algunas cosas nunca me sentí especialmente contenta, nada que no alcanzara igual con una copita de pisco sauer.
Igual me tomaba una cervecita contigo en el verano y me iba feliz a dormir la siesta.
Cierto, Pal, hay cosas que nunca van a prohibir. Algún día, aunque no sé cuando porque nunca tengo ganas de hacerlo, escribiré sobre mi exmarido. Pero creo que tendré que añadir una categoría nueva: ciencia-ficción.
Candela y Sui: gracias por los puntos de vista :)
Besos.
Escribir sobre los exmaridos es dificil. Yo lo mas cerca que ido del mio, ha sido a escribir sobre su p… madre, que la señora tenia tela. Por fortuna, como no tuve hijos con el (vaya, ni con nadie), y no eramos siquiera de la misma ciudad, no tengo siquiera el miedo de encontrarmelo de frente en la calle. Ni creo que haya abandonado jamas la peninsula, asi que dudo que venga por esta islita de vacaciones…
A mí es que me da vergüenza escribir según qué cosas de gente con la que dormí durante tanto tiempo: me hacen parecer imbécil. Por lo demás, mi exsuegra era un cielo de persona que, como suele pasar, ya está muerta.
Sin embargo yo creo que sí hay cosas por las que vivir, y no todo es dolor, fracaso o despropósito, pero no tienen que ver con drogarte o dejar de hacerlo. Digo, se puede ser tan feliz o infeliz con químicos o sin ellos.
Pero es mi humilde opinión, nadie puede decidir por otro que saco le queda más cómodo.
Tienes razón, Ginger, hay montones de cosas por las que vivir. Este invierno hubo un momento en el que pasé 23 días con sus 23 noches sin salir de casa y no vi absolutamente a nadie en todo ese tiempo, sólo a Xavi un ratito antes de irme a dormir. Cuando por fin bajé a la calle y me encontré con otro paisaje distinto a la vista (preciosa, eso sí) que tengo desde la cocina, y pagué dos cafés en un bar y dije adiós con la mano cuando me fui, y en un paso de peatones esperé a que un semáforo se pusiera en verde para poder cruzar, me di cuenta de eso. Pero por lo general no estoy en ninguna otra parte que en mi propia cabeza. Lo bueno de esta situación, si es que queremos encontrarle un lado positivo, es que cuando salgo alucino con cualquier cosa. Con la ropa que lleva la gente, con los fragmentos de conversaciones que oigo al pasar, con los acentos, con los edificios, con el olor de la gasolina, con un tipo que se ha cortado la cara al afeitarse y la lleva toda llena de pedacitos blancos, ¡cualquier idiotez me atrapa!
Me tengo que cambiar de casa y de barrio, eso es todo :)
Y eso, todo eso, es una capacidad tuya… por eso me callé y no te dije que hay miles de cosas con que ser feliz, porque tu me contestarías “hay un par que me pasan que me ponen terriblemente triste”… también, supongo que también…
Ojalá puedas cambiarte de casa… y fumarte un pito, si eso realmente ayuda. Qué tanto oh!
Barbarita yo soy muy sana y salvo en una ocasión de acampada libre que probé una calada a un porro,de drogas nada de nada y como no fumo ni fumaba entonces, ni me tragué el humo…Coincido con Ruth (Candela) con la mejor droga que es Nancy y si te puedes evadir así creo que es más sano, aunque ahora me estoy imaginando una foto total de Nancy niña mala fumando un porro, que siempre la ponemos muy dulce, ay! que se me va la olla a estas horas…Cuídate guapa.Besos.
Yo opino algo parecido que vos, pero me cuesta un poco ser categórica, viste.
Debe ser una cuestión de temperamento; ya sabemos que vos tenés un carácter que mamma mía.
Un beso grande.
¡Romu, por dios, no me acordaba de ese post, qué buenoooooooooooooo! ¡Cómo me reí ya sólo con el título! Y el Xavi cantando la canción en versión tú, tenía que haberlo grabado en video, ja ja ja.
Gracias por hacerme acordar de todo eso. Eres una genia!
si claaaro, si claro… pero la Romu porque tiene un hígado que ya se puede ir metiendo lo que quiera que su hígado resiste! estilo diosa del Olimpo… que es.
Pero una, pobre mortal, a ver como me quedan los valores de los exámenes a la hora de que me dé por ahí… yo, un pisco sauer, y gracias.
Si que estaban buenas las pizzas con marihuana, si!! Me debo estar haciendo viejo, porque ahora me mareo y me encuentro mal con cualquier cosa,…jejeje. De todas maneras, un poquito de felicidad vegetal de vez en cuando no tiene porque ser mala…
Muchos besos de tu amigo tibu.